domingo, 12 de septiembre de 2010

El Afán de Competencia.

Dos niñas de 5-6 años están en una piscina de Acapulco, una de ellas juega a hablar por celular y dice: -Hola comadre, estoy aquí en mi alberca, la maaaás grande de Acapulco!

Es decir que la niña a su corta edad ya tiene establecido que no basta con tener una piscina a su gusto, sino que tiene que ser la más grande y encima de ello comunicarlo a la comadre.

La sociedad dicta, desde el nacimiento, que uno tiene que ser mejor que el vecino. Se presumen los pesos de los bebes o el hospital donde nacieron; en que colegio van, cual es más bonito, sus calificaciones y si es abanderado de la escolta o no, etc...

El afán de competir, genera una obesión insana por todo, tener músculos más grandes, ir al mejor gym, llegar a casa en mejor coche que el vecino, asegurar que se tiene la mejor pareja, etc... el afán de competir nos aleja de nuestra propia felicidad.

Al competir jamás se tiene el control de nada, uno está en una constante lucha porque al final siempre hay alguien que tiene más, sabe más, es mejor...

La competencia es una falsedad, la riqueza no es auténtica y la belleza es subjetiva.

Pero la mente condicionada y las ideas preconcebidas dictan que la competencia es sana y es una oportunidad de superación, claro que fue creada en un tiempo con cavernas donde ganaba el que golpeaba más, el macho alfa; al final seguimos siendo animales.

La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo - Buddha

Es difícil explicarlo, hemos estado equivocados en muchas cosas cientos de años, ¿cómo romper con algo con lo que nacimos, que está arraigado en nuestra sociedad y que atacarlo estaría aludiendo a la mediocridad?


La civilizacion humana prospera con la cooperacion y muere con la competicion.


La competencia se ha instalado en el colectivo para superar al otro y demostrar al resto que somos mejores.

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