El amor verdadero es el estado natural del hombre y del universo. Por lo tanto, un hombre no natural no es capaz de él. Sólo una persona consciente es capaz del amor, pues florece únicamente con la ausencia de hostilidad inconsciente. Para hallar amor real debemos renuncia por nuestra voluntad a lo que nos gusta llamar amor.
Amor no es el intercambio de beneficios mutuos, no es emociones sentimentales, no es imitación inconsciente de quienes parecen amantes. El sufismo instruye, El amor no se aprende de hombres. Es mucho más elevado que los hombres.
Amor no es tomar una actitud que piensa uno que debe o es imperativo tener. Eso es solamente una actitud y nada más.
El amor nunca tiene que hacer nada por nadie. Si hay un sentido del deber, no es amor, sino compulsión egocéntrica.
Comienzan unas relaciones entre dos personas cuando reciben o esperan recibir alguna clase de premio una de la otra. Las relaciones cesan cuando no se da la recompensa o cuando creen que pueden ganarse en otro lugar un premio más grande. Estas son relaciones humanas, pero no es amor.
Si amamos en realidad a otra persona, no buscaremos sólo aliviar su sufrimiento con palabras o acciones consoladoras. Más bien, lo dejaremos encararse a su crisis, sin interferir con la lección, sino ayudándole a comprenderla. Esto con frecuencia parecen ser indiferencia, pero es amor mezclado con prudencia...
...El amor no insiste por sí mismo en un objeto permanente. El reclamar una finalidad duradera indica seguridad, dependencia, esperanza de la devolución de recompensas y quizá adoración inconsciente del héroe. El amor no tienen nada de esto. No pide nada en particular sobre lo cual brillar. Nada más brilla.
El amor sólo es. Cuando vemos esto, ya no buscamos alguien a quién amar o alguien que nos ame. Nada más amamos y eso es todo.
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